jueves, 17 de diciembre de 2015

Sombra I

sombra oscura
omnipresente
ha entrado en mi casa
por la puerta
tintineo de sus llaves
hiere más mi orgullo
que mis oídos
sombra rojo bermellón
pasado ha vuelto
y presente no está
me duele verme
en tu reflejo oscuro
lo que era antes
y se ha ido
tú lo has matado

domingo, 6 de diciembre de 2015

La metamorfosis

1

Puede que haya despertado, o simplemente que en mi sueño haya tomado consciencia de mi existir. En un mundo en que el cambio es lo único inmutable, yo amanezco postrada en un blancor nebuloso. Aún semi-despierta, el blanco roto de olor a lejía en los muros del hospital se entremezclaba con una blancura límpida, impura al contacto de mis retinas.
Noto dolor en la ausencia. Miro hacia donde debería estar mi brazo y siento el contacto de las sábanas rasposas en mi no-extremidad. Hago un amago de rascármelo para aliviar un picor, como de urticaria, y me veo cortando el aire con mi mano izquierda, la dejo caer encima de mi pecho.
Los puntos de sutura a la altura del hombro derecho me duelen en los ojos, como si la aguja del practicante se hubiera hundido en ellos. Sigo mirando repugnada las costuras de mi hombro, y me siento desfallecer. Parecen párpados cosidos, antología de sueño impuesto en consciencia.
Una enfermera con patas de gallo, y dos brazos, me inyecta un calmante en el brazo y caigo rendida en cuestión de segundos.

0

Era verano y llegaban nuevos inquilinos a los pisos de alquiler del edificio de Vera. 

Vera, Sora y nuevo vecino salen de fiesta.
Beben un poco,
un poco más
un poco más,
arrancan el coche
giran a 180 en varias curvas
llevan vivos a casa
Vera y Sora beso
nuevo vecino, despechado,
mata a Sora
y a Vera, piensa
da la espalda a la escena
cae por una escalera
y su cuello crac
se baja el telón.

-no, no sabemos nada más, agente, sí, le llamaremos con cualquier nueva noticia-

2

Firma los papeles del alta sin la alegría que se le presupone, y se encamina a la calle escoltada por sus preocupados padres y el policía que habla con ellos aquel momento. Por primera vez en sus 21 primaveras, Vera no es contagiada por el gozo con los primeros rayos de sol en la neblinosa ciudad en que vive. 
La persona con la que ha compartido los últimos cuatro años no está. Su casa, precintada por la policía, aún con restos de sangre seca en los escalones de la entrada, no está. Su brazo derecho no está. El peso de la ausencia cae sobre la frágil Vera, la encoge al ritmo de los latidos de un corazón. No el suyo, sólo uno. 
Unos pasos más allá del hospital, dos guardias civiles pretenden contener una masa de mujeres sofocadas con pancartas contra la violencia de género. Alguna chica perdida, con los pechos desnudos, reclama un free the nipple, que nunca queda de más.
Vera se reconoce como una de ellas y se encoge aún más en su tierno cuerpecito. Se retrae y empieza a menguar hasta convertirse en una bolita membranosa aferrada a sí misma. Echa a rodar por el suelo y el viento la lleva a suelo estéril, muy cerca de un parque a las afueras de la ciudad.

7

Ayna camina por el parque, aferrada a la mano de su mamá, con sus botines de charol recién embetunados y los rizos rubios recogidos en un puñado de menudas trencitas. En un descuido de mamá, Ayna recoge del suelo una semilla y se la mete en la boca, a escondidas de su madre. 
Siguen caminando hacia casa. Como todas las tardes al volver del colegio, pasan por delante del edificio abandonado, el que tiene aún las cintas que ponen "no pasar", dónde van los mayores del colegio por la noche a contar la leyenda de los tres chicos asesinados por un espíritu de la casa. Normal que nunca quiera vivir nadie ahí, piensa la niña, y sin querer tropieza en uno de los adoquines astillados. 
La semilla se desliza por su garganta y se adhiere a su interior. Ahí empieza a crecer. Aunque, claro, ella no lo sabe.

12

Sí, oye, tenemos que hablar sobre Anya, el divorcio le ha afectado demasiado. No lo sé, ¿cómo voy a saberlo? Marga, la del quinto, me dijo que es normal a su edad y que la llevara al psicólogo. Claro que la llevé, yo me preocupo por nuestra hija, no como otros... no, no. Eso le pregunté yo, pero no entiendo que le ha dado a esta niña. Sí, dice que la llamemos "Vera"...

miércoles, 2 de diciembre de 2015

still shining the dead star

"Every tic-tac is a second of life which happens,
escapes, and does not return."
Frida Kahlo

growing inside the womb
a daisy called time
losing its leaves
running down your back
and I'm dancing
on your eyelashes
once again
trying not to sink
my toes
in the corner
of your eye

loneliness in space
I'd like to be there
core of a star
exploding
and become dust
falling in your head
a summer night
while you see me
still shining
so far
stuck in your mind


domingo, 22 de noviembre de 2015

A Aida y Joshua

La soledad se vive
mejor
en companía.
El tiempo se derrama
por mi boca
derritiéndose
y en los muebles el polvo
una capa que esconde
los libros por leer.
Migas de pan en la ventana
y en la mesa una copa
de vino
y sí
la soledad no es nada
en compañía
y la sangre no es nada
cuando se entremezcla el vino
y el tiempo no es nada
si no lo notas pasar.
Siento el vivir
como una lenta caricia
que el tiempo me regala
antropomorfa:
cabello rizado
o pies cosquillosos.
La soledad
se escurre por los barrotes
de la ventana
en un cuarto
y debajo un sillón
amarillo -parece
y la busco
(y no la encuentro)
una emoción
abstracta
vaciando huecos de mi cuerpo
y entonces encuentro
notitas en la pared
en la nevera
en la linea de mis pestañas:
"Volvemos luego,
échanos de menos."

sábado, 21 de noviembre de 2015

Marina sin prefjos

"All the flowers that you planted in the backyard,
all died when you went away"
Sinéad O'Connor

I

Submarina sumerge su cabeza de metal debajo del agua. La bañera vomita agua con espumosa por los bordes y Submarina contiene la respiración, soltando burbujitas de agua por la nariz.
Ha perdido a alguien en lo profundo del océano, y Marina es submarina mientras el agua le sumerge el cuerpo desnudo en la bañera. Desliza su cuerpo a lo largo del baño y se gira, boca abajo, y alargando un dedo del pie arranca el tapón a la bañera. El agua se filtra y se derrama lejos de Marina, dejando su cuerpo empapado en espuma. Quisiera ser espuma de mar, envolver el cuerpo de su amiga hundida como un barco de vela en una tormenta. Pero la espuma es jabón. Marina sale de la bañera.

II

Hace tiempo fue Marina. Sin prefijo. Pero ahora siempre es Sub-. Submarina, subliminal, subconsciente... El baño la ha relajado. Acerca su cuerpo de vértices al armario y toma prestado el vestido negro, que cae sobre sus vértices derramando su tela-líquida y cae, cae al suelo formando charcos de algodón y moda primavera.
El cuerpo desnudo de Submarina se enrosca vertiginosamente y cae dentro del charco que ha formado su fluido-ropa. Marina se ahoga, el agua entra a sus pulmones con un rugido hueco, y el prefijo se antepone a su nombre.
Sub-, siempre sub-.

III

Nadie se baña dos veces en el mismo río, tampoco Submarina con su cuerpo de vértice escapa del devenir y las gotas de agua pegadas a su espalda resbalan, y se transforman en geométrica poesía, formando versos con los lunares, para ser engullidas por la corriente con las zambullidas de Submarina. Algo la absorbe, la arrastra hacia adelante en el río y sube, sube, Submarina deja el río y aparece en una bañera. Acerca sus aletas vértice a las piernas de una mujer, que se está bañado y no la ve, la espuma oculta su cuerpecito de oro entre burbujas olorosas.

VI

El charco de ropa que ha dejado en el suelo la obliga a bañarse de nuevo y Marina vuelve a la bañera de espuma, a flotar en un mar de jabones y agua caliente. Abre las piernas y echa la cabeza hacia detrás. Suena Sinéad O'Connor y toda el agua se vuelve vapor, y ella con el agua, y vuela convertida en miles de pequeños trocitos por el techo del cuarto de baño. Una parte de Marina se adhiere a las baldosas azules y cae en gotitas hacia el suelo, otras se van a los cristales de sus gafas y los empaña, como un suspiro de su boca geométrica. Los demás salen por la ventana y se funden con las nubes que harán llover la ciudad horas más tarde. 
En la bañera lo único que queda es un cuerpecito de oro, aleteando y hundiendo la boquita en las pocas gotas de agua-Marina que quedaron, oculto por la espuma del jabón, ya tibia. La cinta de Sinéad llega al final y se rebobina, para comenzar otra vez. 

Epílogo

It's been seven hours and fifteen days since you took your love away.
I go out every night and sleep all day
since you took your love away.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Peleas con el olvido

"Me amo en ti 
y en tu figura me miro"
Luz Méndez de la Vega.

hunde tu reflejo
en otras aguas
pero nunca te alejes
bilabial es tu nombre
sólo en fonética,
y charcos oscuros
llenos de humedad
refléjate en otro lago
mis aguas se secan 
no, no puedes ser
pez dentro de mis aguas
salmón errante nadando
en la corriente
submarina de mi
subconsciente
no emerjas a la luz
no saques, pez,
tu nariz a respirar
mi aire
no te pertenece
no necesitas, pez caprichoso,
una gota de aire
te atreves a hacer brotar
burbujitas 
a mi lecho de agua calma
y hudirte de nuevo
y no, no
pescadito olvidado
llevas un anzuelo 
en los labios
por qué siempre
acabo atrapada en tu red
hunde tu reflejo
en otras aguas
pero nunca te alejes

domingo, 8 de noviembre de 2015

J. Tree

tonight
insomnia carries
your name,

what if I
hold the knife
between my hands

and slash
my belly
up to down?

butterflies armies
will take
flowers apart

jueves, 5 de noviembre de 2015

Las niñas no lloran

Hay un dolor escondido entre treinta perlas de cristal. Una muñeca rota deja a niña tirada en un lado de la cama. Sus ojitos de muñeca viviente miran la despedazada coraza de muñeca rota, con sus cuencas inmóviles fijas en la pared.
Niña se levanta de la cama, recoge a muñeca y pasea alma en pena por el pasillo de la casa.
Mamá está sentada a la máquina de coser, titiritera de botones sueltos en uniforme de trabajar. Manos ágiles navegan por la tela prieta, los dedos como remos. Ojos no miran, están enhebrados en hilo color de rosa y las pestañas se enredan en secreciones saladas de lagrimal, hilo mágico que no deja ver los golpes.
Muñeca vuelve a la vida en las manos de mamá, costuras cerradas de operación con éxito y niña enseña alegres perlas de cristal a mamá.
Hombre vuelve a casa, botón cae de la camisa. Rasga las costuras rosas de los ojos de mamá, las pestañas se despliegan como alas de mariposas, más cerca del sueño perpetuo cada día que pasa.
Niña y muñeca rotas y sin costuras duermen en un rincón. Las perlas de cristal de mamá inundadas en marea roja y se abren, dolor escondido se escapa volando por la ventana.
Los rayos del sol iluminan la estancia y mamá se levanta, recoge a niña rota, a muñeca rota, las cuelga boca abajo en un tendal y las deja secar. Están mojadas de mar rojo las perlas de cristal, están inundados los párpados de hilos del lagrimal.

domingo, 25 de octubre de 2015

Cíclica eternidad














3:00 párpados cerrados y

3:01 procesión de las entrañas
        sucesión de humores
        dolor,
        vientre hace presencia
        está aquí, existe

3:03 párpados abiertos
        pestañas empapadas de sudor
        y láminas de celulosa
        tubitos con-sin aplicador
        y jabón marsella en las manos

3:10  vientre sigue ahí, vive
         se manifiesta revolucionario
         a gritos que se clavan
         en las entrañas
         blanditas, vaciándose

3:12 pastillas, agua y la espera
        sábanas que caen
        como mortaja en la piel
        vueltas en la cama
        ¿y párpados?
        abiertos aún

4:00 toc, toc,
        llaman a la puerta
        mamá no está -preparada-
        derrama tu cuerpecito de célula
        hasta la salida de casa.
        Mamá sale de la cama

4:49 una tila y un Nietzsche después
        y todo es eterno retorno
        cíclico, inevitable,
        mamá da vueltas a la cabeza
        antónimo de ser,
        mamá busca la pequeña nada
        adherida a los muslos
        
4:00 mamá se cambia la compresa
        y toc, toc
        el eterno retorno
        del ciclo menstrual
        se despide este mes
        y párpados cierran por fin.

 9:00 Mamá compra más algodón.
        

lunes, 12 de octubre de 2015

Piel (VI), ausencia de...

Abrazo la ausencia
la no-materia
en mi cama
piel rozando
las sábanas
sucias
de olor a sudor
a sexo
a sueño.
Mi amor
inmaterial
desaparece
las madrugadas
tras de sí
un vacío
lleno de ansias
devora
el tiempo.
Despierto
empapada en sudor
de la ausencia de tu cuerpo
naufrago
de nuevo
en las mareas
de tus ojos de cristal,
que todo lo ven
en condición
inmaterial
de piel
contra piel.

viernes, 9 de octubre de 2015

Epitafio de las muertas en vida

nombre
apellidos
fecha
una cruz,
posiblemente
no necesario.
palabras cálidas
de afecto
en la losa fría
cubículo 11
línea tercera
iconos cristianos
de mártires
y flores marchitas
deshojan el corazón
a su paso:
maría
(por ejemplo)
garcía
(¿por qué no?)
de su familia
y amigos
si los hubo.
de sus hijos
que la quieren
que llevan apuntado
el 016
en marcación rápida
que tragaron
discusiones
insultos
golpes
platos rotos
botellas de ginebra.
de tus amigos
que te quieren
que no te quieren enterrar
que te sacan del fango
en que otro
te ha hundido.
de Campoamor
en el 31
de las trece rosas
en guerra civil
de Pizarnik
volando como un pájaro
libre en su jaula
de Dolores
Lolita
en la lengua
bífida de Hubert
sin remedio.
de Sonja
en Siberia
esperando
al asesino
salir
de su encierro.
en el nombre del padre
de la madre
de tus hijos
y de ti misma
descansa. en. paz.
pero descansa sin miedo...

martes, 6 de octubre de 2015

Penélope de día

siento el invierno
ahondando en la garganta
uñas mordidas
de niña nerviosa
el bolso de piel
marrón
de marca
abrazado al regazo
en la mirada
un barco que no llega
una carabela hundida
en la guerra
un barco pirata
desahuciado
y un cartel de
se vende
por un techo
el alma
Penélope
siente el otoño
saliendo por los poros
hojas marchitas
en su piel de primavera
esperando un verano
que no llega

lunes, 5 de octubre de 2015

Euforia en singular autoinducida

Te imaginas jugar
a perder tu cabeza
en mi mirada,
derramar el yo
fluyendo 
por mi espalda
y rasgando
los lunares
de tu piel.
Te imaginas pensar
en plural
como en pantalones,
tijeras, anteojos,
trabalenguas,
imagina no tener
espacio
ser una mitad
como en pernera,
filo, lente,
lengua seca y sola
en una boca 
que se abre
sólo por lamentar.
Imagina flotar
encadenado
a un cuerpo muerto
a la deriva
mar adentro
y probar bocanadas
de libertad latente
y sorbos 
de agua de mar
sabor a sal 
y a naufragios.
Yo
imagino saber
acabar 
un soneto
sin cambiar 
versos sucios
por rima
consonante,
yo imagino 
aspirarte
como aire,
un nosotros
un yo
un andrógino
surgiendo
del fondo del mar
sin cadenas,
en singular.

domingo, 4 de octubre de 2015

Menstruación 2015

"¿Cómo perdonarte esta sangre
que no había de fluir de nuevo?"
Diane Di Prima

Perdónala,
porque no supo adherirse
no se multiplicó
ni creció la célula

perdónala,
porque no caminó 
por las paredes de tu cuerpo
y se perdió en los recovecos

no mires la sangre,
que fluye por los muslos en cascada
y se pierde entre algodón y celulosa,
con ojos llenos de lamentos

el calvario de tu vientre clamor
de matriz, que gime al vaciarse

no tires piedras, hombre,
en la grieta de mi cuerpo
no hay herida sino secreciones 
no necesito de tu amparo

perdónala,
porque no supo
no vivió
no fué


jueves, 10 de septiembre de 2015

Niño yace en la orilla

Niño yace en la orilla
ramita mojada
hace crujir
las suelas de tus zapatos
cómodos y secos
zapatos de marca.

Niño yace en la orilla
y duele 
a los ojos, duele
a la conciencia duele
tirados en el sofá duele
en el hogar tibio, seco, duele.

¡Sacarle de ahí!
qué tristeza de criaturita
qué morboso el telediario
qué mala baba a estas horas
que estamos comiendo
pon la cinco Pepe.

Nombres y apellidos
reducidos a números,
números caminando delante de la guerra
números durmiendo en el metro
números muriendo ahogados
números ni cardinal ni ordinal,

de carne y hueso
tirados boca a bajo en una playa
inertes en las retinas
números con familias
de corazones húmedos
de lágrimas de napalm 

Y no te he dicho que quites eso
lo va a ver el niño
estamos comiendo
no es hora de desgracias
dame el mando
a ver si varían un poquito.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Lunas de insomnio

Vela que sin flama alumbra
quietecita y dorada
colgada de un hilo negro
sobre oscuro terciopelo

Luna lunera que te llaman,
prendiste ojos insomnes
levaste mareas
a orillas de piel y dedos

noches de luna
y no de miel,

escribieron mis poemas.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Pequeñas flores de la guerra

Aisha está atrapada detrás de una valla. Sus minúsculos dedos se agarran desesperados a la mano de Europa, el afilado metal le desgarra las manos. Y Aisha grita, grita como las miles de niñas a su lado que quieren traspasar la frontera. La guerra avanza y engulle, un huracán las barre, como pétalos de flores mustias se van secando y vuelan tristes desmembrándose en forma de imágenes y estadísticas, a los cuidados jardines europeos.

martes, 1 de septiembre de 2015

Onírico Soren

Soren no tiene una forma, son ideas diluidas, como las lámparas de lava de los años setenta. Soren no es una persona ni un concepto, no es concreto pero no es algo abstracto. Tendido en la cama, pero también levitando sobre ella, piensa y es pensado. Está en la cabeza de Vera, como un humo dorado se mete en sus pensamientos y respira y se mueve y siente a través de ella. Ahora, Vera está estudiando sentada en la mesa de la cocina, a contraluz, se ve su sombra como una pensadora; y Soren aparece. Vera no le ve, solo siente que está ahí. Se refleja en los geométricos ojos de una mosca que revolotea al lado de los libros de matemáticas. Toma forma de musarañas cuando Vera no quiere estudiar, cuando cualquier cosa es más entretenida que una raíz cuadrada. Mira afuera por la ventana, y las montañas tostadas del sol son pómulos sonrosados en una cara ancha de isla, aislada en un mar agridulce. Vera se baña en el mar mientras sus compañeros atienden en clase, impulsada por Soren, el agua se vuelve sólida a sus pies, se enreda por sus piernas y se evapora entre los dedos de las manos al ir a beber de ella.
Cuando quiere pensar en él, no sabe describir su cara: es todas las caras y todos los colores y matices en los ojos, todos los reflejos de su pelo.
Soren es ensoñación después de una larga siesta en la playa, es las motitas de color en los ojos, es gotas de rocío en una mañana de invierno. Soren es un mundo onírico.

domingo, 30 de agosto de 2015

Cuando Vera soñó a Soren

"Las caras que ves en tus sueños las has visto en algún momento de tu vida".
Vera se decía a si misma que sí, que en otros sueños. Se autoconvencía. ¿Que por qué? Pues porque el amor había llegado a ella, en forma onírica, en psicodelia desordenada y fantasía adornada de espacios pintorescos sin leyes de la física y sin héroes de Disney.
Nunca le dijo su nombre, ni le regaló rosas mustias por San Valentín, ni un collar por su cumpleaños. Tampoco iba a buscarla en coche los sábados a mediodía, ni comentaban banalidades por mensajes al móvil.
Vera le puso nombre. Soren fue para Vera lo que Maude fue para Harold.
No se necesitaban, no se buscaban, no eran mitades de una naranja destinadas a unir sus bordes mutilados por el cuchillo del destino. No. Vera y Soren se encontraron en un sueño de ella, y volaban por el espacio y el tiempo como en una cutre película serie B.
Que Soren no existiera en el Universo racional de Vera no era un problema.
Veía su cara alargada en las baldosas de la calle, jugaba a buscarle en cuadros abstractos y pasaba horas enteras en el museo, en la sala de Pollock, dibujando mentalmente a Soren en las pinceladas viscerales de los cuadros.
La vida pasó y Vera quiso buscarle. Y lo encontró en un álbum de fotos de su madre, que siempre ojeaba cuando pequeña.
Soren tenía nombre y apellidos, mucho más comunes y menos exóticos que el filosófico apodo que Vera le había puesto, pero era él, su cara, su expresión, el verdor de sus ojos tristes.
Y ni siquiera protagonizaba la foto. Era un recuerdo del servicio militar del padre de Vera. Su Soren era un teniente de uniforme que salía en una esquina de la instantánea tomada al regimiento. No sabía cómo sentirse, no lo imaginaba así. Le creía poeta, bohemio, con Serrat en los oídos y la pluma entre los dedos.
Bueno, era él. Llamó a su teléfono y una chica de su edad le contestó que papá no estaba en casa. Vera está helada y las palabras se amalgaman en torno a su garganta pero no llegan a salir.
Cuelga el teléfono.
Vera recorre una larga procesión hacia el dormitorio materno.
Somníferos, con receta, claro. Vera duerme en cuestión de minutos. Allí se encuentra con Soren que la espera sentado en el césped.
Le grita, le tira las fotos, los recuerdos van llegando en forma de nubecitas con imágenes en movimiento y Vera las destruye. Soren llora. Y Vera grita.
Ya no le volverá a soñar.

sábado, 29 de agosto de 2015

Penélope de noche

Penélope
cose de noche
escondida 

las heridas de su alma 
que no se ven 
sino se sienten

y a Penélope
se le acaba el hilo.

Un Ulises perdido
que no le cose
que no la espera

navegante hundido, parece

pretendientes
que no la pretenden
como persona sino mueble

colocados fuera del hogar
esperando una libre Penélope
a arrancarle la libertad.

y no hay hilo
para tanto desgarro.

martes, 25 de agosto de 2015

Niñas del ayer

Mamá, quiero ser una niña de las de antes, que no eran conscientes de ser niñas y jugaban a rasparse las rodillas fuera de casa. No quiero una escalera al cielo, para encontrarme con un techo de cristal. Quiero vivir sin jaulas como vivió Alejandra, y si las jaulas no se vuelven pájaro, me iré con ella.
Mira mamá, quiero jugar a ser Adela y Carmen y Teresa, que quiero ser niña inconsciente para no ver que las tiritas de mis rodillas llevan flores, que el papel pintado de la pared de mi cuarto siempre es rosa, que no azul, que no verde.

Quiero jugar a ser mamá, mamá, sin que me empuje a la maternidad la tinta indeleble de la tradición, quiero mis hijos elegidos no impuestos, mi vientre no es habitación de alquiler, no es piso de estudiantes ni chalet familiar.

Mamá, voy a buscarme y a encontrarme. No volveré a firmar como (inicial y apellido). Voy a jugar a ser Cristina, a alzar el vuelo en mi jaula y atravesar el techo de cristal, quiero ser esa mujer que sabe que todo lo que brilla no es oro, que ve más allá, que no compra escaleras al cielo, que a sus pies está el último peldaño. 

jueves, 20 de agosto de 2015

Composición literaria que se concibe como expresión artística de la belleza por medio de la palabra...

...

no lo llames poesía
prosa abstracta

desglosada en verso,
deglutida en papilas
ávidas de ritmo,

pero no lo llames poesía
llámalo insomnio
sangre, sudor, tinta.

"Experiencia estética
mediante la palabra"

pero no lo llames poesía
no lo midas, no lo embellezcas

disfrútala,
pero que no sea poesía

g-e-o-m-é-t-r-i-c-a

no le pongas un límite
abraza las palabras
no esperes leer
con rima consonante

y verso alejandrino

no me ocultes entre libros
                                        -de texto
no me cuentes las sílabas

no me digas que soneto,
no me elijas a Quevedo u Góngora

no me pongas dos puntitos
cüando falte al molde rítmico

no me estudies como
fórmula de aceleración

pero llámalo vida,
llámalo vida
no poesía.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Piel (III)

Tenía nueve años
y me tocaba las manos

con las yemas de sus dedos
me rozaba la piel hasta erizarme

llegó nueva al colegio -pero-
era ya antigua en mi vida

leía mi mano y sus caminos
letras volubles como el humo

salían de mis palmas
y ella las inspiraba.

Trazaba con el borde de las uñas
las líneas imantadas

y siempre mi mano y su mirada
el ceño fruncido analizando

mis manos goteando de sudor
las suyas frías sosteniéndolas.

Mientras el tiempo nos vió pasar
sentada siempre a mi vera,

mis manos nunca fueron para ella
otra cosa que libros abiertos,

compilación de cuentos
y antología poética

con dos niñas
de personaje principal.

Escribo con diecinueve,
Vera ya no me lee las manos

con su ausencia las páginas
se arrancaron

la tinta me la absorbió la piel
y las letras se borraron

pero volteo las palmas
y leo su nombre.

(añadir una descripción)

A mi inspiración,
en todas sus facetas y formas





porque la musa me canta al oído
y me mira a los ojos por las noches

me decían que colorear dibujos
siguiendo las líneas pintadas

me decían que rosa y violeta 
y no azul y negro

derramaba acuarelas arcoiris
por fuera de los bordes en papel

me decían que medias naranjas
que una media pieza de fruta, 

que gajos y zumos exprimidos
y qué pasa cuando eres fruta completa

y qué buscar cuando tu mitad está a tu lado
eres tu, entera en el espejo

porque oigo la musa ensayar y fallar
me dicen que te mira los párpados de noche.

martes, 18 de agosto de 2015

Piel (II)

A Teresa,
que se miraba el rostro buscándose
a sí misma.
apología de la apariencia
manténla joven, luminosa

translúcida, deja pasar a través
un halo, un rumor de lo que se es

comprobar al espejo
la propia piel, mirarla 

ah, que se evapore
el gen común

desnuda la piel
con la caricia de la mirada

el cosquilleo de la búsqueda:
Teresa y su piel.


(Inspirado en La insoportable levedad del ser, Kundera)

lunes, 17 de agosto de 2015

Raíces

¿Cuál es mi deuda? Me pregunto qué le debo yo a mi pueblo natal.
La casualidad me arrastra desde antes de nacer a los pies de una casa, a una cunita, a un cuarto pintado de rosa... la levedad de la casualidad, de lo contingente.
Y cuándo mi vida o mi obra significan algo, mi pueblo me lo arrebata, se lo adjudica, como si no fuera yo ciudadana de todas las comarcas, como si me hubiera elegido el pueblo a mí para pertenecer a su círculo.
Cuando lo único que ha hecho mi pueblo (escrito así con artículo posesivo tal como se me ha enseñado) es marcarme unas fronteras inexpugnables que no deseo y que no puedo romper, unos límites y unos derechos auto-impuestos de pertenencia a un club cuyo carnet me sobra en la cartera.
"Sra. X, oriunda de tal sitio".
¿A qué se debe? ¿Cuál, repito, es mi deuda?
Nacer en un estado cerrado no te da una cultura, te limita a todas las demás.
Incluso han llegado a mis oídos expresiones tales como "en tu tierra deben sentirse orgullosos de tu éxito". ¿Acaso debo sentirme orgullosa porque la vana casualidad haya traído un gran futbolista, una hermosa modelo, una escritora notable a los pocos kilómetros que abarca una denominación geográfica a la que la casualidad me haya llevado a nacer?
¿Debo, pues, unirme a la celebración social de la vecindad, al ímpetu de pertenecer a un grupo que no engloba intereses comunes, a la limitación de un pueblo? -o ciudad o comarca o, en definitiva, cualquier tipo de frontera.
Mis raíces se han desbordado del tiesto, buscan tierra fresca más allá de los límites, quiero respirar otros aires, ver el sol desde otros ángulos, alzar mis pétalos a un cielo extraño.
Las personas, como las plantas, pueden cambiar de macetas e incluso prescindir de ellas. Sólo hay que darse de baja del club de la casualidad y destrozar el carnet de las carteras.
y si te digo que eres nubes grises porque no paras de hacerme
.
.
.
llover?

Vendo, compra, bella

Vendo sentimientos
se me vienen grandes
no me pegan
con la puntilla blanca
del borde de mis bragas
me quedan mal
me hacen gorda
me hacen vaca
no-apta
no-belleza
de consumo
lo vendo todo
lo bajo
lo rebajo
te hago un descuento

llévatelos!
te quedan bien puestos
te hacen flaca
estás bella
qué bella estás
desaparece
no comas más
no te entran
mis sentimientos
rebajados
así, qué bella estás
enséñame tus huesos
vestidos de mis sentimientos
rebajados
casi regalados
que te duren

sangre
pantalones blancos
quédate en casa
no enseñes la mancha
así, bella, escondida
tu cuerpo es vergüenza
tu vergüenza es fea
fealdad es no-belleza
no-consumo
economía
se mueve, se alimenta
de niñas bellas
lindas, calcadas

mídela, pésala,
tu no sirves
trae a otra
mídela, pésala
esta sí
ponle precio,
colócala en la estantería
¡no! el precio cara al público
que sea lo primero que se vea
llora
ojeras, ¡maquillaje!
así, bien bella, ni una mancha

vendo sentimientos
¿quién me los compra?
están muy baratos
ya nadie los quiere
porque son todo tristeza
porque son talla grande
porque X.......L
porque la pequeña, porque la mediana
ya se la llevaron
las niñas bellas
de mirada hambrienta.

domingo, 16 de agosto de 2015

Piel (I)

Mudar la piel
dejar una cáscara vacía
tendida
en medio de la acera
y correr
en carne
¿viva?
la piel mata, la piel te esconde
la piel te inhibe
la piel te etiqueta, te pone límites

piel muerta
¿piel tuvo vida?

la corteza oculta lo blandito
no se come
se pela
y se tira

Vera es fruta
se desprende de ella
y se tira
por la ventana
a la calle
al grito de
¡cuidado!
cuidado que va
la gente incómoda
no miran
cambian de acera
la rodean al pasar

y Vera camina desierta
des-nuda
des-tapada
des-vestida
des-armada

en carne
viva o muerta
es Vera en esencia
de espaldas
a su piel

des-hecha.

viernes, 14 de agosto de 2015

Tu juegas a mojarme con palabras
yo juego a hacerte heridas con los dientes.

Tu finges que te duele,
yo finjo ser tu médico.

Tu gritas a la noche que te vienes,
yo te susurro al oído que me voy.




A orillas de mi cama,
dejas chocar las olas
contra mi playa
dejando rastro de espuma salada.
Como un niño 
me recorres
buscando tesoros
que llevar a casa
mojándote los dedos
en la corriente
que te arrastra.
El mar 
nunca está en calma,
como un niño
juegas en la orilla 
en los charcos
que deja la marea,
y la marea sube
invita a entrar
a nadar y dejar la playa.


Deseo,
tormenta de arena
que destruye a su paso
penetra debajo de la piel
y revuelve las tripas,

Tormenta
que te eleva en el aire
te vuelca y acecha
a empañar los cristales
de lentes serenas.

Y deja la piel llena de arena
y el pelo peinado a destajo
y la boca sabor amargo
el cuerpo sumido en un letargo
ahogado en el desierto.


Flor

Tu cuerpo más que sueño,
es cercanía de la angustia
del dolor de la humedad
escondida en los pétalos de una flor
que se abre al amanecer.

Ven y despierta la flor del letargo,
que sólo con tus labios puedes
son éstos la llave y al fundirse
en la piel desnuda
abren cualquier cerradura.

A ciegas, sin manos, 
siente en la punta de la lengua
el sabor del rocío, de una noche
a la intemperie de tu cuerpo
no has dejado pasar el frío.

jueves, 13 de agosto de 2015

Cuando Vera no podía soportar la tristeza que se le venía encima, descolgaba el teléfono, se encerraba, desaparecía. No estoy más que para mi misma, apagada y fuera de cobertura, con la batería al mínimo, Vera miraba y remiraba el techo en busca de musarañas, pero sólo se le aparecían pequeños problemas pendiendo de un hilo fino en las esquinas.
Se armaba de paciencia y plumeros y las barría, las desordenaba, caían al suelo y tejiendo bolitas pasaba las tardes, escondidas debajo del sofá junto a un par de monedas olvidadas y las facturas de la luz.

miércoles, 12 de agosto de 2015

El coste de la libertad

Las facturas forman un mantel en la mesa de la cocina, mezcladas con periódicos de varias semanas anteriores, escondidas debajo de los restos de comida china del almuerzo. Vera dormitaba en el sofá, con el mando a distancia en una mano, y un pitillo casi apagado en los labios. Es imposible saber cuanto tiempo lleva así, los ojos fijos en la pantalla, desganada, sin intención de moverse o hacer algo, Vera muere en vida.
Es una niña bien, pero no es malcriada, no es caprichosa, no gasta más de lo que necesita tener, Vera es austera. La ropa sucia se amontona debajo de la mesa, vive sola, aún piensa que va a lavarse y recogerse sola, y viste la última camiseta limpia que queda.
Antes iba a la Universidad. La pagaban sus padres, pero no era lo que quería, no quería clases, leyes, profesores. Vera dejó los estudios y trabaja de camarera. O solía hacerlo. Creía que la libertad salía más barata, pero ni siquiera está ahora segura del concepto. 



martes, 11 de agosto de 2015

Mirada borrosa

Tú eres la imagen que tengo de ti
para mí distorsión es tu rostro
nada me gusta más
que quitarme las gafas para verte.

Así eres tú, y no sólo tú,
también las manchas
que forman las calles
regadas de sol y de personas,

que no te miran ni se giran al pasar,
ni dan los buenos días al caminar

también, también ellos son tú
cuando mi mirada borrosa
no te distingue de lo demás
y los quiero a todos para quererte.

Tú eres puntos de colores,
que veo cuando cierro los ojos
eres psicodelia en blanco y negro
y Casablanca en color.

Nada me gusta más
que quitarme las gafas para verte
derramar la miopía 
en mi campo de visión,

confundirte y confundirme
acercarme a ti sin máscaras
y sin armas, y hacerte la guerra 
dejando las gafas en una trinchera.


jueves, 2 de julio de 2015

El pedófilo de la estación

Suelo sentarme en la parte más alejada de la estación de guaguas, el banco antisocial, desde el cual puedo ver todo sin necesidad de participar activamente en el acto social, en la conversación e intercambio. Y esta vez no se trata de una excepción, me recosté con un pitillo en los labios, en mi sitio habitual, y esperé.
Un hombre de mediana edad, con un jersey de colores que una vez pudieron ser vivos y chillones, con manchas y descosidos, caminaba en círculos. Pero caminaba en círculos cerrados, nervioso, mirando a su alrededor y comprobando toda persona que pasaba. Las cuatro menos veinte, apenas hay en la parada dos chicas de mi edad y una señora mayor, las ignora y a mí no me ve en mi escondrijo.
Me suena de algo. No su cara, que por mi miopía no llego a distinguir y se me aparece difuminada como los colores de su jersey, sino esos nervios, los pasos torpes en círculos, el crujir de sus manos retorcidas y esa expectación, ese buscar algo que no llega.
Las cuatro menos cuarto. La canción que taladra mi cabeza se acaba, el sol está un poquito más cerca y me da en plena cara, gotitas de sudor me recorren la espalda y me muevo hacia la sombra. Me levanto y mis ojos se cruzan con los del hombre, y me mareo. Sé quien es, por supuesto que lo sé.
Vuelan en mi mente fragmentos de conversaciones: mi madre diciéndome que volviera a casa temprano, dando un rodeo para no atravesar la estación. Unas señoras jóvenes, a la puerta del colegio, comentando indignadísimas muchas cosas que se oían por ahí y que yo por mi edad no pude entender. El periódico que lee mi padre por las mañanas, y fotos en primera página de mi pueblo, de la estación por la que solía pasar todos los días y que después de eso tuve que rodear al volver a casa de noche.
Claro que sé quien es, pero él no sabe quién soy yo.
Cuando sus cuencas vacías y llenas de visiones podridas se alinearon a mis borrosas lentes, lo vi con asombrosa claridad. Hace mucho tiempo de eso, y yo era aún una niña, de colegio primaria con mis trencitas apretadas y empapadas de colonia, con las rodillas peladas de golpes y caídas y camisetas de Digimon.
Junto a mis vecinas, al salir de clase acortábamos por la estación para llegar a casa a tiempo de ver los dibujos. Y estaba él. Y miraba. Nunca se acercó, ni habló con nosotras, no se atrevió a darnos nada ni a tocarnos. Pero no nos miraba como se mira a las niñas, nos miraba con ojos vacíos y la comisura de los labios entreabierta. Nos miraba cómo un hambriento mira el escaparate de una pastelería. Miraba a través de nosotras, nos desnudaba con ojos perversos, escondido desde el banco dónde yo, hace un segundo, estaba sentada con un pitillo en la boca y Aqualung en mis oídos.
Y ahora me mareo de asco. Porque veo cómo aparece una niña de nueve años, con trencitas apretadas y raspones en las rodillas y camiseta de lo que quiera que vean las niñas en la tele; con el pan debajo del brazo y la vuelta en monedas en sus deditos sudorosos e inocentes. Y le clava la mirada.
Y ya son las cuatro menos diez. ¡Cuánto dan de sí veinte minutos! Aparece el chófer con su uniforme y la cartera al hombro a arrancar la guagua.
Les perdí de vista. Me dio un vuelco al corazón pensando toda clase de barbaridades, cuando al girarme el hombre recoge las monedas que se le habían caído a la niña, con miedo en sus ojos las coloca sobre el banco, y las niña las recoge y sube a la guagua, que arranca y se va.
Acabo de perder mi guagua y ¡casi! el aliento. Qué mal rato, por favor.
La estación se queda vacía a excepción de nosotros dos. Ya no vuelvo a mi escondrijo. No soy capaz de volver al sitio donde se ocultaba el pedófilo, ya no veo ese banco de la misma forma. Me quedo de pie y le atravieso con la mirada.
Lo peor de todo es... la levedad, la falta de interés que fluye de su cuerpo hacia mi, que hace nueve años exactos miraba totalmente diferente.
No sé si intuye la mayoría de edad en mi carnet, no sé si sus cuencas vacías de emoción son capaces de ver que ya no llevo bragas con dibujitos de Teletubbies. No sé si intuye años de dolores menstruales, de masturbaciones a escondidas, de borracheras adolescentes y de laca de uñas negra, de carmín, de anti-ojeras. Nueve largos años de lecturas, películas, novios, novias, heteroflexibilidad, besos franceses, cajas de condones, retrasos, tacones, piercings y tintes y ceras y cuchillas.
El pedófilo se va. Y desde luego nadie va a echarle de menos, ni siquiera recuerdo ya otra cosa que no sea su jersey desteñido y sus cuencas vacías.
Pero me subo a mi guagua con la sensación de haber vomitado, algo que tienes en el estómago y te mata por dentro, y aunque el dolor de barriga se disuelve, el mal sabor de boca persiste.

martes, 23 de junio de 2015

En cuerpo de mujer

En cuerpo de mujer
llevo mi alma hasta la entrada
de un sucio garito
lleno de hombres y de arañas

la música resuena,
que en verso engaña,
y en prosa arde como fuego
en la boca de mi estómago,

el perfume de tu cuerpo
llena aún mis entrañas
gritando al mundo
y canta, y canta.

En cuerpo de mujer
llevo mis pies hasta el escenario
vender el cuerpo por un trago,
alcohol que limpie mis heridas

y acabe de hundirme en el fango.
La música repugna
con sonido de tango

en mi vientre de mujer.


lunes, 22 de junio de 2015

La señora de las palomas

Su tez curtida, más por la vida que por el efecto del sol, hace difícil adivinar si se encuentra entrando en los sesenta, o pasándolos muy dignamente. En un lapso de diez minutos sentadas ambas bajo el alero de una parada de guagua, me reveló su pasión por los pájaros, que se remonta a una solitaria niñez en el campo. El canto de un gallo abría sus ojos de madrugada, cuando en lo alto del cielo aún no se había escondido el brillo de la luna y el sol era un rubor magenta saliendo por el este, y el chirrido de las botas de trabajar de su padre era la única cacofonía que perturbaba la paz del hogar. Contaba la señora, que tuvo la suerte de ir al colegio, aún siendo una mujer en una época profundamente machista, y aprendió a leer y a escribir, aunque -decía, intentando leer desde el rabillo de sus gastados ojos el contenido de Tristana, a medio abrir en mi regazo- que muchas de las cosas básicas se le habían ido borrando, difuminando como la tinta de un libro que se adhiere más a los dedos, a los ojos, a la mente del que lee que al soporte del papel. Leí unos renglones en alto, mientras la señora sacaba del bolso una bolsita de semillas y las esparcía al suelo, silbando y atrayendo con aspavientos a decenas de picos hambrientos, que nos rodearon moviendo sus rosadas patitas entre el banquete que había preparado la señora. Con los ojos fijos, y la cabeza en otro lado, me contó que su marido hacía poco había fallecido pero no le guardaría luto, que el luto se lleva dentro, mi niña, que no hay necesidad de estropear los pocos trapos que tiene en tinta negra y desolada. Le dí la razón y quedamos en silencio, roto solamente por el aullar de las tórtolas que se disputaban el sustento. Correteando como sus aves, se disparó la lengua de la señora y se sucedieron escenas de su vida en que habían aparecido los pájaros: los periquitos del tío Miguel, las palomas mensajeras que visitaban con gramáticos mensajes en sus patitas el alféizar de su colegio, el loro que fue la primera mascota de su hija, nuevamente palomas que ensuciaban los cristales del coche y hacían enfurecer a su marido... Una tras otra, las palabras evocaban imágenes en su mente, vívidas y coloridas como su sonrisa al recordar en compañía; pero también me sugerían a mí misma escenas de mis vidas pasadas, de los cernícalos volando a ras de mi ventana, de la abuela gritando que al canario se lo comían, que esta vez si se lo comen, que el pobrecito no hace sino cantar y no se cuida de defenderse del cernícalo. Las palomas con ramitas de olivo del día de la paz, de la película de Hitchcock en casa de unas amigas y el miedo al salir y ver las gaviotas sobrevolando nuestras cabezas.
La realidad nos despertó a las dos de un plumazo, el estruendo del motor de las guaguas arrancando nos levantó del asiento y replegó las palomitas como si de un vendaval se tratase. Nos miramos sonriendo, juntamos nuestras manos con calidez y nos despedimos con un cariñoso saludo.
Desde mi asiento en la guagua del norte, vi a la señora subiendo con dificultad los peldaños de su transporte hacia la playa, y me embargó la sensación de conocerla, de haberla visto antes, de haber conocido su vida o algún punto de ella. Y deseé haberle preguntado su nombre. Una persona extraordinaria no puede quedarse sólo con el sobrenombre de "la de los pájaros". 
Y abriendo mi libro de nuevo, lo vi muy claro. Esa señora era Tristana, mi Tristana.

viernes, 19 de junio de 2015

Mi moño, nudo de ideas

Mi pensamiento es un moño en lo alto de mi cabeza, es un revoltijo de ideas hechas forma, apartadas del cuello, del calor y el sudor.
Mi pensamiento se enrosca como una serpiente en torno a su presa, y engulle y aprisiona y se mantiene firme.
Mi flequillo irregular, tijeretazo de peluquería casera, cae sobre los ojos y los tapa, los envuelve en halo de vapor.
Los pelillos pequeños, como las pequeñas ideas, molestan al día a día, y son presos de horquillas, geles y sprays que les pegan a la masa, por el bien del conjunto.
Mi pelo y mis ideas amanecen revueltos, anudados y llenos de electricidad, frente al espejo se asienta y al viento esparce su olor como las flores esparcen sus semillas.

Cabellos, como ideas, hay de muchos tipos, colores y formas, e incluso los hay que carecen de esto.

jueves, 18 de junio de 2015

Asociaciones libres I

Hegel es un géiser.
Schopenhauer es una cuchilla de afeitar y dos gotitas de sangre.
Unamuno es filósofo para literatura, y literato para filosofía.
Marx no es Lenin, ni Maduro, ni Chávez ni el Ché.
Hobbes es un lindo gatito. Rousseau es Piolín (y viceversa)
Nietzsche es Cristo.
Cristo no es Nietzsche.
Aristóteles es éter.
Platón vivió, recordó, vió el sol fuera de la caverna, entró, no le hicimos caso en bachillerato y se fue a casa a llorar en la almohada.
Hume no entra en estos parámetros.
Piaget es un dolor de muelas.
Heráclito es el río en el que se bañaron todos los idealistas.
El realismo es una irrealidad realizada en y sobre la realidad.
La filosofía y la ciencia no son misma cosa, no tratan las mismas preguntas y no llegan a las respuestas por el mismo camino.
Mi dedo índice te señala.
Tu cuerpo está pegado a tu nariz.
Su mente se quiebra.
Nuestra no existe.
Vuestra me excluye.
Sus mentes ME quiebran.

La reina del hielo

Caliéntame las manos,
en imperativo te lo digo.
Afuera hace mucho frío,
adentro chispea en goterones
tibios.
Mi interior congelado
nieva
en copos deformados
de nacer en el lagrimal
y morir corriendo por
la piel.
No las siento,
están duras como
la miel
deshaciéndose
en tu boca
mientras te pido:
¡Caliéntame las manos!

martes, 9 de junio de 2015

Para Josh, carta de intenciones

Para escribirte
debo hacerlo en imperativo,


en enérgica orden gramatical
escondido entre exclamaciones


y abrazarte en interrogación
de no saber la respuesta, ni la pregunta.


Para acercarme, 
se necesitan mil dientes de león


al borde de mis labios soplando,
otros tantos en velas de cumpleaños


de noches en vela y estrellas fugaces,
para pedirte como el deseo.


Para verte
hay que cerrar los ojos y abrir la mente


separarte de los demás cuadros,
colgado en una pared blanca desierta


analizar tus manchas despacio
encontrarte los colores amalgamados.

Para entenderte
conocerte a ti, también tu circunstancia


hay que perderte de vista
y de tacto, y oído y gusto y olfato.


No necesito nada más,
que tú mismo en sobriedad


a la altura del paladar y las pestañas
y el hígado y las entrañas


nada más que la simpleza de tu gusto
para poderte disfrutar.



lunes, 8 de junio de 2015

.

Perdida,
como verbo en participio
lleva tu nombre
en cada una de las letras.

Perdida, 
pero encontrada
en los recónditos lugares
de tu cuerpo y de tu lengua,

anhelada 
aún sin ser buscada
en nostalgia de hipérbole
y melancolías desechadas.

Conjugar mi verbo
es crear una frase
en presente y en plural
paradigma de subjuntivo,

filtrado a través
de unos ojos verdes
como hierba, que me llevan
a inventar verbos 

para poderte accionar.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Las mujeres buenas

A veces pienso:
¡pobres mujeres buenas!
buenas para todos,
menos para ellas

limpian su casa
dan de comer a sus hijos
les enseñan a caminar
caen con ellos vacilantes.

¡Desgraciadas,
las que se llaman buenas!
Mujeres rotas
que no son mujeres

son muñecas de trapo,
de los trapos que compran
para sus maridos
y para sus vástagos:

mujeres que son sólo eso,
incompletas como personas
úteros con pelo y piernas,
incubadoras en cadena.

Pobre mujer buena,
la sociedad ha pedido esto para ti
víctima de mi pena
y miradas de parturera

joven, mujer, buena,
¿qué de tu vida esperas?
cuando corten el cordón
aparecen tus cadenas.

sábado, 23 de mayo de 2015

Por qué revolución

Por qué me duele
pensar
que hay vida antes de tí
que dar una calada
no llena tus pulmones,
los vacía
los pudre
se alimenta de ellos
como tú te alimentas de mí.

Por qué no soporto
querer
lo que han querido antes
un clavo
sacando otro clavo
y no, no
tomaré el martillo
ni la hoz
no gritaré revolución.

Porque Marx no me entra
en la cabeza,
me entra por el corazón
pero, Ché,
qué cosas...
también por el corazón
entraste tú
tan rápido como vas a salir,
en una expiración.

Katyusha

Pequeña y rusa Katia
abres la puerta
una mañana cualquiera
y la guerra te da en la cara

el sol se oculta temeroso
rehuye la aviación
las bombas que llevan tu nombre
abrazan con fuerza la vida a su paso.

Yekaterina, te instigan tus padres,
cásate antes de que se vaya
y el águila de la estepa
sobrevuele carroñera esta casa

atrápale con tu canción
espera sonriente en casa
y llora por el alma
que queda en el campo de batalla.

Katyusha, te escribe, en cartas
de amor palabras versadas
que derriten el corazón
en lágrimas amargas,

y espera el regreso
del alma de un hombre
que un día amó
y la guerra le quitó.

domingo, 26 de abril de 2015

Médano mío

Mirando al mar
con los pies descalzos
enterrados en la arena
y la marea subiendo,


mirando al mar
estrechando una mano
con el agua entre los dedos,
y gotas de salitre en el pelo,


mirando más allá de la tierra,
mirando el cielo anaranjar,
mirando el barco de vela
navegando hacia ultramar,


y me da infinita pena
despedirme de esta playa,
las aguas que me vieron nadar,
y me arroparon en viento y olas


y mi arena blanca... tinta
y mis algas verdes... muertas
y mis dedos níveos... negros
y mi agua pura... crudo.


sábado, 25 de abril de 2015

Día X: horas

Sé cuántos días han pasado, pero me obligo a no contarlos para no celebrar aniversario de cuando te fuiste.
Y sigo aquí, sin pensar en ti creerás. Pero tu número sigue marcado en mi teléfono, esperando un acto de valentía o, mejor dicho, de suicidio.
Veo tu cara en cada cuadro que entra en mi campo de visión, los ojos de cada persona me recuerdan a los tuyos. Las manos con las que un día me tocabas aparecen en las de otros por la noche, y cuando amanecen están frías y ásperas y no quiero que me toquen, y salgo corriendo de allí, huyendo más de mí misma que de ellos.
Las lágrimas no salen de mis ojos ya, pero no es por falta de dolor sino de fuerzas para pensarte.
En realidad no han pasado tantos días, pero las horas son eternas y las manecillas no caminan, y me paso las tardes en el "tic" esperando el "tac" que no llega.
¡Qué triste! dirás, esperando aún por algo que no va a llegar, con nostalgia de todo lo que no pasó y recuerdos distorsionados de lo que sí fue. Pues no, lo más triste es que te escribo más ahora, que no me lees, que no me sientes, y yo te tengo tan cerca de la pluma que no puedo evitar querer dibujarte con tinta en mi cuaderno.
Me digo que será lo último que te dedique, que mis fuerzas pronto irán a otra persona, pero todas son sombras y sólo tu estás coloreado en este libro a líneas negras, y no quiero pintar a nadie más que a ti.
¿Cuándo te fuiste, dejándome de esta manera? Ni todas las canciones de Pink Floyd pueden expresar lo que siento ahora mismo, ni una montaña de arena puede sepultar tu rostro lejos de mi conciencia, todas las botellas de alcohol son agua con gas para ahogar mi pena, inútiles.

viernes, 24 de abril de 2015

Día uno: confesión

Estoy triste, y no lo voy a esconder. Me apetece regodearme en mi sufrimiento y ver hasta que estrato de la tierra puedo llegar a hundirme. Voy a ver tus fotos y buscaré dentro de tus ojos el reflejo del amor que, creo, un día me tuviste y luego derramaré lágrimas saladas encima de tu rostro, como ayer mismo derramé en tu camisa, que ya se han secado (igual que mi corazón).
Sí, soy débil, como una hoja de papel debajo de la lluvia, las gotas resbalando y la tinta que narraba mi vida, corriendo pegada a las aceras, manchando la calle de sangre de marca bic, desdibujando los futuros que me había creado a trazos cargados de pintura.
Como un cuadro impresionista, hay que mirarme de lejos con los ojos entrecerrados para entenderme, y yo que pego la cara al espejo, buscando respuestas, no distingo sino manchas, pinceladas superpuestas.
Tengo que confesarte que, cuando salgo a la calle, todo parece una película en blanco y negro, va perdiendo el matiz y la gama cromática se va limitando, del mismo modo que la oportunidad de acercarme a tus labios queda reducido a la nada, y tu cara desenfocada está grabada en mi mente.
Irremediable.

Última despedida de ti

Las despedidas
duelen.
Son como un cristal
que a todo da la vuelta
y cuando se rompe
corta el alma
las manos
los dedos
las uñas.

Decir adiós,
es decir no te veré
ni escucharé
no me hablarás
no nos tocaremos,
decir adiós
no es decir 'no te quiero'
pues no todas las llamas
se apagan al mismo tiempo.

Yo te digo adiós,
a falta de otra palabra
te digo te quiero
y tu me dices que no
que no te busque,
pero la llama de mi vela
arde desde que la encendiste
reflejada en el cristal triste
que hemos roto por el desuso.

sábado, 18 de abril de 2015

El circo

Señoras y señores,
niños y niñas,
pasad, pagad la entrada
no os arrepentiréis.
El circo ha llegado a la ciudad,
está esperando a los niños
para empezar el espectáculo
(por un módico precio, claro está)
Sentaos y miradlo,
¿por qué intervenir?
podéis pagar y pagar,
comprar nuevo hábito.
Corre el telón por el escenario,
salta el corazón desbocado,
martillea el infantil pecho
como ritmo de polka armonizado.
Las risas opacan los lamentos
del triste aprendiz de payaso,
desbordado por las carcajadas
de inocentes pasando el rato.
Colgando de una cuerda,
sin red que lo envuelva,
el equilibrista kamikaze
se debate vida o muerte,
¡Pasen y vean!
Quedan aún entradas,
el espectáculo ha comenzado
más no lo deis por terminado.
Trapecista viene, trapecista va,
en hermosas figuras etéreas,
lo que no sabe la gente:
que esta pareja rota está.
Aguantando sobre sus hombros,
el forzudo cual Atlas moderno
recoge pesas, metáfora del mundo,
que su roto corazón puede aguantar.
Señoras y señores,
niños y niñas,
la función ya ha de terminar
mañana más, procuremos mejorar.

miércoles, 15 de abril de 2015

El cadáver exquisito

Letras burbujeando en sus tripas 
derramadas sobre el papel en blanco,
con los bordes doblados,


pasa de mano en mano 
como una puta barata,
el cadáver exquisito.


Surrealista, sí, como película de Buñuel
excepto que no lleva nombre,
anónimo tiene por seudónimo.


Frases mal pegadas,
verbo conjugado
sin sentido aún encontrado


los niños con lápices en sus manos,
esperando por el papel que llega
emborronado en grafito,


el cadáver exquisito.


martes, 14 de abril de 2015

Espantapájaros

Erguido en medio de un campo, con la mirada perdida en mundos que nadie más puede ver, vive y existe el espantapájaros.
Dicen de él que una vez fue hombre, aunque en su cara ya no quede rastro de humanidad, dicen que por sus pupilas pasaron cientos de civiles moviéndose en contra de la guerra. Todo el mundo dice. Pero él no dice nada. Los niños a veces pasan por ese campo después del colegio, y se quedan plantados, imitándole, en busca de una reacción en su cuerpo. Y esa reacción nunca aparece.
Me gusta caminar por delante de él, lejos, como si fuera a mi dónde sus ojos se dirigen.
Llueve. El espantapájaros se está llenando de barro, y el agua le llega al nivel de sus tobillos de paja. Estático, deja sus piernas hechas de palo empaparse de agua.
Una pluma roza sus dedos, traída por el viento, una pluma triste haciendo círculos en el aire. 
Los restos de un pajarito encallan a sus pies, náufrago apegado a una tabla luego de un largo viaje por el lodo. 
En los ojos del espantapájaros se asoma una lágrima, que se funde con la lluvia resbalando hacia su barbilla. 
Milagrosamente, el espantapájaros se movió, orbitó todo su pesado cuerpo hacia el pájarito y en una ráfaga de viento, se desplomó en el suelo y se dejó absorber por la tierra.
Los restos del pajarito quedaron enterrados por el cuerpo del espantapájaros, y ambos se hicieron uno bajo la lluvia.
A la mañana siguiente había dejado de llover y, en lugar del espantapájaros se encontraba una pequeña montañita de paja y trozos de madera. 
Cuando los pájaros llegaron volando al campo no encontraron obstáculo y lo arrasaron. Nunca volvió a crecer nada en el campo, ni ningún pájaro volvió a regalar su canto a los niños después de la escuela.
Y donde había pasado sus últimos días el espantapájaros creció una pequeña flor del color de su cara, girada hacia el horizonte, dónde se perdían sus ojos.

miércoles, 8 de abril de 2015

Las murallas se destruyen

Hay (¡ay!) veces que caen, 
caen por su propio peso,
los muros no son eternos.


Nos elevamos hacia el cielo 
ladrillo a ladrillo, sin planos,
y olvidamos los cimientos.


Y en lo alto, en la cúspide, 
mirando hacia atrás, 
no ves más que una columna,


una columna aguantando el edificio
resistiéndose a derrumbarse
mientras el techo se tambalea.


Hay veces que permanecen
aunque por dentro esté muerto,
la carcoma los deja secos,


y persisten, causando más daño
que precipitarse con todo su peso
sobre tu cabeza ya vacía.


Nos rodean con sus brazos
de cemento y ladrillo,


nos ahogan cerrando ventanas
encogiendo las paredes,


nos enloquecen hablando suave
susurrando con boca de poeta


si no les hacemos la guerra
son ellos o nosotros


o tu y yo frente al plural 
o yo en vez de ti.


Hay veces que los muros aguantarán
pero lo protegido, lo de dentro,
ya no da más de sí.

martes, 7 de abril de 2015

Musa, pequeña, muñeca...

Te grito, musa, para que me ayudes a escribir. Las paredes me dan vueltas y la inspiración me da la espalda, pequeña, porque ya ni siquiera soy ejecutora de la acción, no merezco llamarme verbo. ¿Acaso soy yo la que escribe estas líneas? Al tocar los bordes de mi papel en blanco, de mi lienzo expectante, el pincel que agarro entre mis dedos yace seco en mi muslo, la taza de café ya no humea y el panecito se queda frío, a medio comer en el plato, como un corazón a medio amar, como una buena canción en la radio que cortan en el mejor momento para intentar venderte alguna mierda. Y te dejan con la miel en los labios e intentando tararear los versos de aquella canción desmembrada por algún energúmeno que no sabe que las canciones no se pueden parar en medio de un solo, que porque no haya letra no tiene por qué dejar de haber música.
Así me siento yo, musa de mi vida, como si me hubieran parado en medio de la guitarra, la cantante fumándose un porro en algún rincón, regando su jardín con bourbon y metiéndose billetes en las bragas como si no hubiera mañana; y yo, en medio del escenario, sola, con la púa en mi dedo  -o el pincel o la pluma o el teclado, da igual- los focos se apagan.
Las bombillas se funden.
Sí, mi muñequita, no son eternas porque alguien no lo ha querido.
Por eso te hablo a ti, espero pacientemente a que dejes de hacer lo que quiera que las musas hagan cuando no están susurrándome al oído.
Y el pincel está empapado, la pluma entintada, el ordenador encendido, las guitarras afinadas...
y las bombillas apagadas.

sábado, 4 de abril de 2015

A veces hay murallas

A veces hay murallas
barreras entre mi cuerpo y tu,

líneas que separan dos caminos
y hay que elegir cuál seguir.

A veces hay momentos
en que los muros son derribados

y no tengo que saltar barreras
para correr hacia tu boca.

Me toca, me toca el alma
cuando pierdes la calma

y no existe el momento,
me falta el aliento

para susurrarte al oído
que no te miento.

A veces hay personas
que alzan los puños

y rompen los ladrillos,
no pierden los anillos.

Te agarran cuando vas a caer
pues lo bueno es romper,

y desgarrar las líneas
que al final son sólo papel.



sábado, 28 de marzo de 2015

Manos que trazan

en un rincón de mi cuerpo
que antes era vértice
ya no hay punto

.

es difícil ser triángulo
con un lado deshecho,
¿matemáticas burladas?

..

no puede pasar
más que una línea
por dos puntos

...

y el tercero abre
dimensiones esperadas,
puertas y ventanas.


la huida del triángulo
a icono despuntado,
o puntos separados.

estúpida norma,
triángulo no necesita
de tres puntos

sino de dos manos.



miércoles, 25 de marzo de 2015

Defíname banco

¿Si te digo banco? 

Banco es establecimiento público de crédito, constituido en sociedad por acciones. Pero eso no te dice nada, ni a ti, ni a mi, ni a las personas que escribieron su definición en la real Academia.
Banco es tan abstracto en concepto como en materia, y no sé si existe en realidad, no sé si lo puedo tocar, no sé si con un mapa y una brújula llegaré a la x que señale "banco".
Lo que sí sé es que banco influye en las personas, banco sale de la boca de mi padre con miedo cuando se acerca fin de mes, banco suena a indignación en los bolsillos de mis abuelos, bolsillos que no suenan al "clin, clin" de moneditas que ofrecer a sus nietos. Banco suena a resignación, la peor canción para el oído de clase media y la que ocupa los puestos más altos en los cuarenta principales, 
banco canta con intereses
banco regala sonrisas al 12% anual
banco ofrece papel verde sellado a cambio de trabajo
banco tiene casas cerradas y gente durmiendo en los portales
banco se mueve y no sabemos como,
banco tiene vida, banco tiene nuestras vidas.

¿En qué momento dejó banco de ser peces moviéndose juntos en la corriente, moviendo las aletas sin miedo y haciendo burbujas de amor en la pecera de Juan Luis Guerra? Banco, blitzkrieg de la anti-materia, de lo abstracto, está acabando con sus homónimos:

~ de hielo.

1. m. Extensa planicie formada de agua del mar congelada, que, en las regiones polares o procedente de ellas, flota en el mar. 


~ de niebla.

1. m. Masa de niebla que se halla diseminada en una superficie.

Ay, banco de hielo que se desploma a lo más profundo de los mares, que llora por unas cuencas erosionadas lágrimas que arden de líquido dolor y funden el hielo desde el exterior. ¿Y la niebla? Quién verá la niebla más allá de sus ojos, espesa, como para sentarse en un banco de Bilbao a escribir una nivola, si hay un banco que no es de niebla que quiebra los lagrimales con abstracta alevosía...

¿Y si te digo banco? No pienses en dinero, no pienses en crédito, no te quiten un techo, no sean papeles en blanco firmados y sellados los que compren tu conformidad. 

Si te digo banco mírame, sentada en una tabla de madera y cuatro palos, y acércate y siéntate a mi lado,
mi sonrisa va a llegar sin IVA
de mis labios no saldrán números que no alcance a contar con mis dedos
porque no soy abstracta, no quiero más ambición que un libro en el parque, sentada en en un rectángulo para dos que me resisto a llamar banco

porque somos peces para mojar la nariz en las peceras, porque somos faros en un Panda viejo y destartalado para atravesar la niebla, porque aún hay bancos de hielo hundiendo Titanics,
banco no crece de los árboles, banco no rompe el cascarón, banco no se gesta nueve meses en una matriz, banco ni siquiera toma forma a martillo y cincel o a pluma y tinta.