miércoles, 18 de febrero de 2015

Querido diario

Hoy te voy a dar vida. Sé que en un arrebato de rabia, sentada frente a mi mesa, creyéndote la personificación del dolor, te destruí.
Pero vuelvo a hablar contigo, viejo amigo, que no me juzgas por las confidencias que te hago.
Es tan simple como un trozo de papel, puedo moldearte a mi gusto, y lo hago sin remordimiento alguno.
Puedo hacer que ocurra lo que yo pienso, puedo borrar el pasado de un plumazo y escribir lo que me hubiera gustado que pasase.
Seco las lágrimas, multiplico los besos, abrazos y caricias, elimino el dolor, te elimino a ti.
Y cuando el tiempo se lo haya llevado de mi memoria, abriré tus candados con la llave que guardo cerca de mi cuello, y mi invención será real, completamente verídica.
Tan simple como un trozo de papel.
Tan complicado como un alma insatisfecha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario