viernes, 14 de agosto de 2015

A orillas de mi cama,
dejas chocar las olas
contra mi playa
dejando rastro de espuma salada.
Como un niño 
me recorres
buscando tesoros
que llevar a casa
mojándote los dedos
en la corriente
que te arrastra.
El mar 
nunca está en calma,
como un niño
juegas en la orilla 
en los charcos
que deja la marea,
y la marea sube
invita a entrar
a nadar y dejar la playa.


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