miércoles, 19 de agosto de 2015

Piel (III)

Tenía nueve años
y me tocaba las manos

con las yemas de sus dedos
me rozaba la piel hasta erizarme

llegó nueva al colegio -pero-
era ya antigua en mi vida

leía mi mano y sus caminos
letras volubles como el humo

salían de mis palmas
y ella las inspiraba.

Trazaba con el borde de las uñas
las líneas imantadas

y siempre mi mano y su mirada
el ceño fruncido analizando

mis manos goteando de sudor
las suyas frías sosteniéndolas.

Mientras el tiempo nos vió pasar
sentada siempre a mi vera,

mis manos nunca fueron para ella
otra cosa que libros abiertos,

compilación de cuentos
y antología poética

con dos niñas
de personaje principal.

Escribo con diecinueve,
Vera ya no me lee las manos

con su ausencia las páginas
se arrancaron

la tinta me la absorbió la piel
y las letras se borraron

pero volteo las palmas
y leo su nombre.

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