jueves, 17 de diciembre de 2015

Sombra I

sombra oscura
omnipresente
ha entrado en mi casa
por la puerta
tintineo de sus llaves
hiere más mi orgullo
que mis oídos
sombra rojo bermellón
pasado ha vuelto
y presente no está
me duele verme
en tu reflejo oscuro
lo que era antes
y se ha ido
tú lo has matado

domingo, 6 de diciembre de 2015

La metamorfosis

1

Puede que haya despertado, o simplemente que en mi sueño haya tomado consciencia de mi existir. En un mundo en que el cambio es lo único inmutable, yo amanezco postrada en un blancor nebuloso. Aún semi-despierta, el blanco roto de olor a lejía en los muros del hospital se entremezclaba con una blancura límpida, impura al contacto de mis retinas.
Noto dolor en la ausencia. Miro hacia donde debería estar mi brazo y siento el contacto de las sábanas rasposas en mi no-extremidad. Hago un amago de rascármelo para aliviar un picor, como de urticaria, y me veo cortando el aire con mi mano izquierda, la dejo caer encima de mi pecho.
Los puntos de sutura a la altura del hombro derecho me duelen en los ojos, como si la aguja del practicante se hubiera hundido en ellos. Sigo mirando repugnada las costuras de mi hombro, y me siento desfallecer. Parecen párpados cosidos, antología de sueño impuesto en consciencia.
Una enfermera con patas de gallo, y dos brazos, me inyecta un calmante en el brazo y caigo rendida en cuestión de segundos.

0

Era verano y llegaban nuevos inquilinos a los pisos de alquiler del edificio de Vera. 

Vera, Sora y nuevo vecino salen de fiesta.
Beben un poco,
un poco más
un poco más,
arrancan el coche
giran a 180 en varias curvas
llevan vivos a casa
Vera y Sora beso
nuevo vecino, despechado,
mata a Sora
y a Vera, piensa
da la espalda a la escena
cae por una escalera
y su cuello crac
se baja el telón.

-no, no sabemos nada más, agente, sí, le llamaremos con cualquier nueva noticia-

2

Firma los papeles del alta sin la alegría que se le presupone, y se encamina a la calle escoltada por sus preocupados padres y el policía que habla con ellos aquel momento. Por primera vez en sus 21 primaveras, Vera no es contagiada por el gozo con los primeros rayos de sol en la neblinosa ciudad en que vive. 
La persona con la que ha compartido los últimos cuatro años no está. Su casa, precintada por la policía, aún con restos de sangre seca en los escalones de la entrada, no está. Su brazo derecho no está. El peso de la ausencia cae sobre la frágil Vera, la encoge al ritmo de los latidos de un corazón. No el suyo, sólo uno. 
Unos pasos más allá del hospital, dos guardias civiles pretenden contener una masa de mujeres sofocadas con pancartas contra la violencia de género. Alguna chica perdida, con los pechos desnudos, reclama un free the nipple, que nunca queda de más.
Vera se reconoce como una de ellas y se encoge aún más en su tierno cuerpecito. Se retrae y empieza a menguar hasta convertirse en una bolita membranosa aferrada a sí misma. Echa a rodar por el suelo y el viento la lleva a suelo estéril, muy cerca de un parque a las afueras de la ciudad.

7

Ayna camina por el parque, aferrada a la mano de su mamá, con sus botines de charol recién embetunados y los rizos rubios recogidos en un puñado de menudas trencitas. En un descuido de mamá, Ayna recoge del suelo una semilla y se la mete en la boca, a escondidas de su madre. 
Siguen caminando hacia casa. Como todas las tardes al volver del colegio, pasan por delante del edificio abandonado, el que tiene aún las cintas que ponen "no pasar", dónde van los mayores del colegio por la noche a contar la leyenda de los tres chicos asesinados por un espíritu de la casa. Normal que nunca quiera vivir nadie ahí, piensa la niña, y sin querer tropieza en uno de los adoquines astillados. 
La semilla se desliza por su garganta y se adhiere a su interior. Ahí empieza a crecer. Aunque, claro, ella no lo sabe.

12

Sí, oye, tenemos que hablar sobre Anya, el divorcio le ha afectado demasiado. No lo sé, ¿cómo voy a saberlo? Marga, la del quinto, me dijo que es normal a su edad y que la llevara al psicólogo. Claro que la llevé, yo me preocupo por nuestra hija, no como otros... no, no. Eso le pregunté yo, pero no entiendo que le ha dado a esta niña. Sí, dice que la llamemos "Vera"...

miércoles, 2 de diciembre de 2015

still shining the dead star

"Every tic-tac is a second of life which happens,
escapes, and does not return."
Frida Kahlo

growing inside the womb
a daisy called time
losing its leaves
running down your back
and I'm dancing
on your eyelashes
once again
trying not to sink
my toes
in the corner
of your eye

loneliness in space
I'd like to be there
core of a star
exploding
and become dust
falling in your head
a summer night
while you see me
still shining
so far
stuck in your mind